domingo, 10 de enero de 2016

EL ORIGEN O LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO VERDADERO





EL ORIGEN O LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO VERDADERO


Gerardo Barbera





Cuando se comienza el tema acerca de la fuente de la cual  se origina el conocimiento verdadero, se trata de considerar  todos aquellos elementos que nos permiten adquirir los conocimientos verdaderos: ¿a través de qué?, ¿cuál es el vehículo?, o también, ¿cuáles herramientas utilizamos?.

Se supone, que quienes se plantean el problema del origen del conocimiento verdadero, ya han optado por la posibilidad de que éste sea alcanzado, se trata de aclarar a través de qué, o gracias a qué el hombre es capaz de adquirir el conocimiento verdadero.

En tal sentido, se han presentado a lo largo de la historia, por lo menos tres corrientes filosóficas que centran su posición, en cuanto al origen o fuente del conocimiento, polarizando   una dimensión del proceso cognitivo:  “El Racionalismo” que se centra solamente en la razón; “El Empirismo”, se centra solamente en la experiencia;  “El Criticismo”, que se centra en la relación entre la experiencia y la razón.






EL RACIONALISMO

Para el racionalismo, el conocimiento verdadero, solamente puede tener su origen en la razón. Barragán nos comenta”: Para el racionalismo, el conocimiento tiene su origen en la razón; la experiencia  no cuenta en la elaboración de nuestros conocimientos”, esto se debe a dos principios fundamentales: 1. En la razón podemos  elaborar conocimientos universales: los conceptos. De tal manera que  elaborar conceptos verdaderos sería el resultado de la ciencia. 2.  La experiencia, solamente nos puede dar conocimientos particulares, individuales, y eso no interesa a la verdadera ciencia.

En la opinión de Wahl Jean,  Parménides  podría ser considerado el fundador del racionalismo absoluto:

El primer gran dogmático de la razón fue Parménides. Según él, el Ser y el pensamiento del Ser son lo mismos. Y todo lo que no es Ser es el no-Ser, esto es, apariencia.
Según Parménides, decir y pensar son lo mismos y sólo podemos pensar cosas existentes. De aquí que todo aquello que se pueda hablar, es. Con estas palabras, echó Parménides los cimientos de todas las formas de racionalismo. La verdad, el Ser, el pensamiento se concibe como idéntico y como completamente afables. (p. 167)

El racionalismo parte, para llegar a sus conclusiones, de la experiencia de vida, de lo que realmente  nos ocurre a diario. La pregunta apunta hacia el conocimiento verdadero, y no al conocimiento en general.

Se trata de fundamentar la Verdad, basándose en una especie de división social; es decir, tal cual como son los hombres, en lo que al saber se trata, así mismo es el conocimiento. Existe un conocimiento “vulgar”, propios de los hombres vulgares, y existe un conocimiento “verdadero o científico”, Propios de los hombres sabios, o de los científicos.

Por lo tanto, en el racionalismo no existe un desconocimiento absurdo del valor de la experiencia. Claro, que los racionalistas admiten el poder de conocimiento que se posee a través de la experiencia; pero, lo reducen a lo “vulgar”: lo útil para existir, un conocimiento cotidiano, que en el campo del saber, se reduce a mera apariencia, que nunca pasa de ser una ilusión sensible, propia de la animalidad del ser humano, un engaño que el verdadero sabio debe superar a través de la razón, en donde realmente se encuentra el conocimiento universal, las leyes de la realidad objetiva, tal cual como es, y no  como creen los hombres incultos e iletrados,  quienes no son capaces de ver más allá de sus propias narices.

 Hessen Juan  reafirma estas ideas, al opinar al respecto:

La posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del conocimiento humano, se llama racionalismo. Según él, un conocimiento sólo merece, en realidad, este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. (p.57)


¿ Cuál es el argumento más fuerte que tiene el racionalismo en contra del conocimiento sensible? . Sencillamente que la experiencia siempre nos da un conocimiento particular, de algo  concreto, un conocimiento que no se puede generalizar, y que por lo tanto carece de valor científico. A través de los sentidos no puedo captar el concepto general de “perro”. Solamente me dan la imagen, y hasta medio difusa, de “canelo”, de “pulgoso”, etc. Pero a la ciencia le interesa saber, ¿qué es un perro?.

 El conocimiento verdadero por definición es universalmente válido, por lo tanto, se trata de construir conceptos universales, y esto no lo podemos encontrar a través de la experiencia sensible, sino en la misma naturaleza de la razón humana, la única fuente que nos permite la elaboración de conceptos.


Haciendo referencia a Leibnitz, Barragán  nos indica lo esencial del racionalismo:



Leibnitz por medio del método matemático aspira llegar a las verdades absolutas. Su deseo es que todo sea claro y demostrable por la razón. Las verdades de razón presentan necesidad y se refieren a las esencias de las cosas. Las conocemos con certeza y en forma a priori, tal como sucede con las verdades lógicas y matemáticas, que se rigen por el principio de identidad y de no-contradicción. Estas verdades nuca necesitan demostración. En cambio, las verdades de hecho son contingentes, se conocen por la experiencia, hacen referencia a la existencia de las cosas y requieren demostración para poder ser reducidas al primer principio. (p.46)


¿Cómo es posible que la razón pueda elaborar conceptos universales?. A este interrogante el racionalismo ha dado dos respuestas:  El Innatismo Absoluto, y el Innatismo Formal.

En el Innatismo Absoluto, se sostiene que el hombre al nacer, ya tiene en su mente todo los conceptos y todas las ideas. El mundo objetivo, la realidad, solamente sería la ocasión, la oportunidad, que el hombre tiene para recordar, o sacar a flote, las ideas que él ya tiene.

 Todo hombre nace con la idea, o el concepto de “perro”. “Canelo” es solamente la ocasión, la experiencia particular que se necesita para descubrir el concepto de perro que ya se trae al nacer y que es común a todos los hombres, de ahí su carácter de universalidad.

¿Cómo llegan las ideas a nuestra razón antes de nacer?

Solamente hay dos maneras: 1. “Alguien” las colocó ahí, puede ser Dios, o algún otro ser. 2. Las adquirimos antes, en otra vida, en otra parte. O tal vez se hayan heredado, al igual que el color de la piel.

En el innatismo formal se admite que los conocimientos concretos, las ideas y los conceptos que se dan en la razón se aprenden en esta vida, pero nacemos con “capacidades formales”, propias de la razón, que permiten captar los conceptos universales que se encuentran medio escondidos en los datos de la experiencia sensible.

En el acto del conocimiento, a través de los sentidos captamos una imagen vaga de los objetos, una masa sin forma determinada. Pero el hombre nace con capacidades mentales que le ayudan a descubrir la “esencia intelectual” que se oculta en esa masa, y  le damos forma, un tamaño, lo ordenamos, lo enumeramos, lo espaciamos, lo temporizamos; etc. Son características que los objetos poseen, pero que no se dan a través de la experiencia sensible, sino que las descubrimos, gracias a las “herramientas” conque nace la razón humana.

 Aunque en la actualidad esa confianza en la razón humana no es absoluta, se podría decir que  la fe en la capacidad de “guía existencial” de la razón lógica del hombre está en crisis, como lo afirma el profesor  Angel Orcajo :

Efectivamente, uno de los hechos más importantes y traumáticos que han ocurrido en esta transición a la Postmodernidad es que la razón subjetiva, que al mismo tiempo había sido considerada como una razón universal y que había llegado a ser entronizada como diosa dispensadora del bien y de la verdad, ahora ha sido desalojada y expulsada. La razón, el alma de la modernidad, ahora es tratada como intrusa y farsante. La racionalidad cartesiana es desautorizada, sobre todo, en nombre de su invencible  contaminación subjetiva y su parcialización. La razón ha muerto. A partir de ese momento quedan a la deriva, en consecuencia, todos los mundos normatizados por ella y que eran, prácticamente, todos. ¡La gran desbandada! De pronto la imagen del mundo, sus representaciones y valoraciones, comienzan a tambalearse, a diluirse, privados de los fundamentos racionales que la sustentaba. El oscurecimiento de la razón universal produce el oscurecimiento general. De ahora en adelante una razón modal, individual, estética y circunstancial, tendrá que ocupar el espacio reservado por siglos a la “razón sustancial”. Este es sólo tiempo de sospechas, ya no será más tiempo de verdades. (p. 18)





EL EMPIRISMO

 Los empiristas  están plenamente convencidos de que el origen de todos los conocimientos verdaderos se encuentra en la experiencia sensible. Y mantienen como dogma de fe: ”El hombre al nacer es una tabula rasa, todos sus conocimientos son fruto de la experiencia”. Al respecto Barragán  afirma:

El empirismo afirma que el origen de nuestros conocimientos no está en la razón sino en la experiencia. Todo contenido del pensamiento necesariamente ha tenido que pasar por los sentidos. Nuestra mente es un papel en blanco y sólo al contacto de los sentidos con las cosas empieza a grabar impresiones. (p.47)

La fuente del conocimiento verdadero se encuentra en la experiencia, en el contacto que se tiene con el mundo a través de los sentidos. Quienes piensan diferentes, se encuentra en un grave error. No hay nada más infantil, y poco serio, que pensar que nacemos con conocimientos ya elaborados.

Nuestra mente nace sin ningún contenido, totalmente en cero. Todo lo que sabe el hombre le viene de la experiencia, sin la cual, nunca podría existir el saber. Por lo tanto, todos los conocimientos, de cualquier tipo y naturaleza, tienen su origen en la experiencia.  Cosgrove  opina acerca de este aspecto del empirismo:


El empirismo enseñaba que uno podía conocer sólo aquello que discernible a los sentidos físicos. En efecto, algunos empiristas creían que si un concepto cualquiera no era accesible a los sentidos, no existía. En esta teoría esto era una negación de la existencia de toda la realidad no física, y se empezó a redefinir la realidad sólo mediante lo que podía medirse con los sentidos físicos o instrumentos. (p45)

Si  trajésemos los conocimientos al nacer, todos pensaríamos de la misma manera. Lo que demuestra, claramente, que no existen conocimientos  innatos, la vida empieza en cero.

Todo el conjunto de ideas que poseemos es aprendido, y esencialmente en contacto con el mundo, de donde viene la “materia” del conocer mediante la percepción y la sensación, si no existe el contacto, no hay conocimiento posible. Barragán   hablando de la importancia que tiene la experiencia para los empiristas, señala:


Supongamos que la mente es, como nosotros decimos, un papel en blanco, vacío de caracteres, sin ideas. ¿Cómo se llena? ¿de dónde procede el vasto acopio que la limita y activa la imaginación del hombre que ha grabado en ella con una variedad casi infinita? A esto respondo con una palabra: de la experiencia. En ella está fundado todo nuestro conocimiento y de ella se deriva todo en último término.        (p. 47)

Este conocimiento que se basa exclusivamente en la experiencia tiene dos caras, por una parte, la percepción y la sensación que se alcanza a través de los sentidos externos que nos ponen en contacto con el mundo externo. Y la otra cara está compuesta por los procesos internos, llevados a través de “los sentidos internos”, tales como la pasión, la reflexión, la duda, el placer, etc.

Cuando el individuo trabaja el conjunto de sensaciones que le vienen a través de los sentidos externos con las sensaciones producidas por los sentidos internos, produce ideas simples, que son las “unidades” de pensamiento y de cualquier aprendizaje. Luego, al combinar las ideas simples entre sí, se producen las ideas complejas. El autor del “El  Mundo de Sofía”, Gaarder Joestin habla del empirismo y la forma en que se concibe el proceso de la elaboración de las ideas:

Antes de captar algo con los sentidos, la conciencia está vacía y falta de contenido como la pizarra antes de entrar el profesor en clase. Locke también comparará la conciencia con una habitación sin amueblar. Pero luego empezamos a captar con los sentidos. Vemos el mundo a nuestro alrededor, saboreamos, olemos y oímos. Y nadie lo hace con más intensidad que los niños pequeños. De esta manera surgen lo que Locke llama “ideas simples de los sentidos”. Pero la conciencia no sólo recibe esas impresiones externas de un modo pasivo. Algo sucede también dentro de la conciencia. Las ideas simples de los sentidos son elaboradas mediante el pensamiento, el razonamiento, la fe y la duda. Así surge lo que Locke llama “ideas de reflexión”. Pues la conciencia no es siempre una receptora pasiva. Ordena y elabora todas las sensaciones que entran poco a poco en la conciencia. (p.317)


En el fondo, se toma como línea de vida el dicho: “Como Santo Tomás, ver para creer”. No hay nada en la mente, que antes no haya pasado por las manos. En el campo educativo,  el aprendizaje se comprende como el arte de proporcionar al alumno un conjunto de experiencias, previamente elaboradas, como si se tratase de una carrera de obstáculos, a tal punto que la inteligencia sería “la capacidad de solucionar problemas”, o de alcanzar los “Objetivos” de los diferentes programas.


EL CRITICISMO

Es la corriente filosófica que pretende encontrar un punto de equilibrio entre el racionalismo y el empirismo, rechazando el aspecto radical de ambas posturas que se descartan entre sí, y valorando el aspecto que cada una sostiene de sí misma. Hessen comenta este aspecto del criticismo:

El subjetivismo, el relativismo, el pragmatismo es, en el fondo, escepticismo. La antítesis de éste es, como hemos visto, el dogmatismo. Pero hay una tercera posición que resolvería la antítesis en una síntesis. Esta posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo se llama criticismo.
El criticismo comparte con el dogmatismo la fundamental confianza en la razón humana. El criticismo está convencido de que es posible el conocimiento, de que hay una verdad. Pero mientras esta confianza induce al dogmatismo a aceptar despreocupadamente, por decirlo así, todas las afirmaciones de la razón humana y a no reconocer límites al poder del conocimiento humano, el criticismo, próximo en esto al escepticismo, une a la confianza en el conocimiento humano, en general, la desconfianza  hacia todo conocimiento determinado. El criticismo examina todas las afirmaciones de la razón humana y no acepta nada despreocupadamente. Dondequiera que  pregunta por el motivo y pide cuenta a la razón humana. Su conducta no es dogmática ni escéptica, sino reflexiva y crítica. Es un término medio entre la temeridad dogmática y la desesperación escéptica. (p. 47)


Sostiene que la razón es fuente del conocimiento, pero la experiencia también, por lo tanto, la verdad se encuentra en la combinación de ambos. Es imposible que el conocimiento pueda darse solamente gracia a la razón sin la experiencia, o a la experiencia sin la razón. La combinación de ambos elementos constituye la verdadera naturaleza del conocimiento humano.

La combinación de la experiencia y de la razón es necesaria para que los conocimientos particulares tengan las dos características principales: En primer lugar, que se refieran a algo  concreto, que posean un contenido material, esto se da gracias a la experiencia. En segundo lugar, que tengan validez universal, que no sea solamente un conocimiento que nace y mueren en el hecho particular, tiene que ser válido para los demás, esto se logra aportando al contenido material, que viene gracias a la experiencia, unas “formas” que posee la razón, que le son innatas, y gracias a las cuales, puede, por una parte,  descubrir las “formas” que poseen los objetos, y también, “dibujar” formalmente al objeto del conocimiento. El profesor García Bacca  nos aclara al respecto:

Así como en el orden sensible vivimos en un mundo artificial que nosotros nos hemos inventado, transformando mediante ciertas artes – de carpintero, zapatero, arquitecto... - las cosas naturales que en su estado natural no son de provecho, o de poco, parecidamente en el orden intelectual vivimos en un mundo de ideas que nosotros nos hemos fabricado, y con las que transformamos las cosas en sí mismas para que se nos presenten como mundo inteligible para el hombre.
A ese conjunto de instrumentos del hombre por los que transforma las cosas, las ordena para nosotros, las hace inteligibles para sí, se da el nombre de “formas a priori”. Y el conjunto de tales artes cognoscitivas constituye la Razón Pura, artífice superior al ordinario, transforma la materia sensible de manera que nos resulte inteligibles. (p. 26)


Todo hombre necesita el dato de la experiencia, a tal punto, que se afirma la tesis empirista: “Nada hay en la razón, que antes no haya pasado por las manos”. Una vez dado el momento de la experiencia, lo que el sujeto adquiere es un dato informe, como una masa sin forma, un material para trabajarlo, pero no un conocimiento ya acabado, de ser así, el conocimiento humano sería igual al de una gallina, simplemente condicionado completamente  por los sentidos.

Una vez que se tiene la “masa” comienza el segundo paso: dar forma al dato recibido. De esto se encarga la razón humana a través de sus atributos, que ha adquirido de forma innata, y que le son propias de su naturaleza, y gracia a esas cualidades de la razón, se alcanza el conocimiento humano.

Estas cualidades de la razón tienen dos aspectos, por una parte, poseen una “luz” especial, gracias a la cual, descubre la esencia en el objeto, aquello que lo hace igual a todos los objetos de su naturaleza, como quien dice, en  las “margaritas” que se tienen en el jardín de la casa, la mente tiene la capacidad de descubrir la “flor”, y “flor” es un concepto que está más allá que la margarita de mi jardín, eso que hace que mi margarita sea una flor y no una rosa, es la esencia que le da forma a mi margarita, y que la mente descubre, gracias a sus cualidades innatas.

Por otra parte, la mente no sólo descubre la esencia que esta en el objeto, sino que pinta ese dato, para convertirlo en un conocimiento humano. Las cosas realmente y sinceramente hablando no tienen tamaño, ¿grande?, ¿pequeño?, esto es relativo, por lo tanto un invento de la mente, o una condición sin la cual no puede conocer ; es decir, todo cuanto conocemos, tiene que darle un tamaño. Igual se puede decir de la cantidad, los objetos no son seis, dos, cuatro, uno, es nuestra mente que tiene que cuantificar lo que conoce. Así mismo con el orden, con la posición, con el sentido del tiempo.  Verneaux  nos amplía este argumento del criticismo:


La forma consiste en un cierto número de leyes que dependen de la naturaleza, de la constitución del sujeto. La forma es a priori, es decir, independientemente de la experiencia. Rige la conciencia, pues es evidente que no podemos conocer nada sino es según las leyes de nuestro espíritu. Poco importa el detalle. Al nivel de la sensibilidad, hay dos “formas a priori”, el espacio y el tiempo; al nivel del entendimiento hay “doce categorías”; al nivel de la razón, tres ideas. La materia, el contenido del conocimiento es, por el contrario, a posteriori y nos es dada a través de la experiencia sensible. Es tan necesaria como la forma, pues sin ella el conocimiento sería vacío y no tendríamos nada que conocer. Pero en definitiva gana el racionalismo, pues es la forma la que constituye los objetos. La sensibilidad por sí sola, solamente nos da impresiones subjetivas, sin orden, ni lazos, sin unidad. El espíritu es el que organiza los datos brutos de la sensibilidad según sus propias leyes a priori, construye con sus impresiones objetos definidos, situados en el espacio y en el tiempo, relacionados los unos con los otros por leyes, y son a la vez reales e inteligibles. (p.56)


El criticismo radical, representado por Enmanuel Kant, afirma que tanto el Tiempo como el Espacio son condiciones formales del conocimiento, que no existen en la realidad, sino en la mente. Lo que pasa es que por naturaleza, solamente podemos conocer un objeto si lo colocamos en un espacio determinado y lo temporizamos según un antes y un después; a tal punto, que no podemos definir claramente lo que se entiende por el Espacio y por el Tiempo, prueba de su no-existencia en el mundo exterior, son condiciones que nuestra mente  utiliza para conocer el mundo externo.

Actualmente el criticismo es manifestado por la corriente del “Desarrollo de la Inteligencia”, que afirma que nadie nace inteligente ni bruto, sino que la inteligencia se puede desarrollar si se ejercitan las cualidades “innatas” de la mente, que permiten el conocimiento, tales como: La Observación, La Clasificación, La Comparación, El Análisis, La Ordenación, etc.




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